Arte generativo en la era de la block-chain. Diseñando «Catharsis».

Darío Lanza Vidal
Universidad Complutense de Madrid
España
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Tras décadas de ocupar un espacio relativamente marginal, el arte generativo está despertando en estos momentos, gracias a la tecnología block-chain, un interés inédito hasta la fecha, habilitando espacio para una comunidad cada vez mayor de creativos y coleccionistas, y generando un considerable volumen económico beneficioso para todas las partes.

El arte generativo emplea la programación de código para generar las obras, trasladando al artista a un espacio de creación intermedio entre el trabajo del programador y el del diseñador. El contexto más exigente para un proyecto generativo es lo que se conoce hoy como «long-form», término que describe a los proyectos de grandes dimensiones en los que el algoritmo debe ser capaz de generar un gran número de obras, entre 500 y 1000, coherentes en cuanto a estética, concepto y temática, pero al mismo tiempo suficientemente diferentes entre sí, incorporando la mayor variabilidad posible e, idealmente, contemplando la aparición ocasional de singularidades o rarezas. Ello sitúa una enorme exigencia en cuanto a la concepción y desarrollo del algoritmo generativo, que el artista long-form debe contemplar.

A raíz de estas ideas, esta ponencia presenta el proceso de diseño y creación de mi proyecto long-form «Catharsis», desde su génesis conceptual, los retos e innovaciones que plantea, hasta su exitoso lanzamiento el pasado mes de septiembre.

Inspirado en la pasión y energía del expresionismo abstracto, una innovación que quería plantear con «Catharsis» era que cada una de las 999 obras tuvieran un título individual, no únicamente un número de serie. Para ello seleccioné las 999 piezas jazz más relevantes de la historia y logré vincularlas a cada obra generada, constituyendo la primera vez que un proyecto generativo proporciona títulos a sus obras. Estos títulos permiten una relación mucho más cercana entre el espectador y la obra.

Otra innovación que propone «Catharsis» es la noción de código evolutivo. En lugar de mantener las mismas características a lo largo de toda la serie, concebí el código como un algoritmo evolutivo, logrando que la intensidad y energía en las obras se incrementase progresivamente cada vez que el código se ejecuta. Las paletas de color van evolucionando, algunas rarezas desaparecen y surgen otras nuevas, desde un tímido comienzo hasta un explosivo gran final. Esto convierte a la colección en una obra en sí misma, conceptualizando cada pieza individual como los pasos sucesivos de intensidad creciente en un episodio catártico de liberación creativa.

La tercera innovación que propone este proyecto es la idea de «»long-structure»», un paso adelante en la noción de long-form. En base a esta nueva idea, quise que la pintura derramada en una obra se prolongase e invadiese el siguiente lienzo, y de este al siguiente, habilitando la posibilidad de concatenar varias obras para configurar dípticos o trípticos. De hecho toda la colección se concibe así como un inmenso políptico. A partir de los postulados del long-form, no sólo se plantea aquí una enorme cantidad de obras con suficiente variabilidad entre ellas, sino que cada obra toma consciencia de la posición que ocupa en la serie, permitiendo evolución y continuidad, lo que sitúa los trabajos de diseño de la colección en un nivel mucho más exigente que el propio long-form, pero a su vez habilita nuevas posibilidades creativas todavía sin explorar.

Lanzado finalmente el pasado 10 de septiembre de 2022, el proyecto resultó un éxito inmediato. Las 999 obras se vendieron en las primeras 6 horas, generando 250.000$ el primer día y cerca de otro millón de dólares durante su primer mes, demostrando el interés que estas innovaciones han despertado en el panorama del arte generativo, y que queremos dar aquí a conocer.

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Darío Lanza Vidal. Doctor en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Universidad Complutense de Madrid